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Tigana – Guy Gavriel Kay

Literatura - 2014-01-07 23:14:35

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Le vuelve a tocar el turno a la espada, dentro del proyecto de ponerme al día en el club de lectura de Sword & Laser. Sólo que ahora creo tener los elementos necesarios para darme cuenta que este proyecto fue una buena decisión. A pesar de que, a mi parecer, las dos novelas anteriores dejaron algunas cosas que desear, forman parte de una cultura que me gusta mucho y me llama la atención y siempre es mejor saber más que saber menos cuando se trata de temas que nos interesan.

Sin embargo, en Tigana encontré algo que hacía tiempo que no sentía al leer literatura fantástica: un mundo nuevo con suficientes diferencias respecto a lo ya conocido como para generar una lectura fresca y novedosa. La experiencia no fue muy diferente a las primeras lecturas del Señor de los anillos, las novelas de Terramar de Ursula K. Leguin o las historias de Discworld de Terry Pratchet. Aunque hablé de literatura fantástica, estos son ejemplos de lo que yo llamo “novelas de mundos”, en los que el término fantasía no resulta del todo correcto pues los personajes no se topan con nada que no sea parte de su realidad.

La trama de Tigana se desarrolla en un mundo basado, de acuerdo a varios expertos y, sobre todo, a comentarios del propio autor, en la Italia renacentista la cual, más que ser un país, estaba formada por ciudades-estado que frecuentemente estaban en guerra y buscaban siempre ganar poder a costa de sus vecinos. Además de la estructura de la Península de la Palma, la cual se divide de acuerdo a este símil en nueve provincias que, si bien no están en guerra abierta, sienten una fuerte desconfianza entre ellas, hay una división adicional generada por dos hechiceros que vinieron de otros continentes para conquistar esta tierra y cuyo poder es más o menos equivalente, lo que hace que las provincias estén repartidas más o menos equitativamente.

Por un lado, está Alberico, un guerrero proveniente del imperio de Barbadior quien se encuentra en la disyuntiva entre usar su poder para dominar la península entera o bien esperar a que se muera el emperador de su tierra natal para regresar y tomar su sitio. Por medio de violencia y represión mantiene a sus provincias a raya, logrando la sumisión de su gente a través del miedo.

Por otro, Brandin, el rey de Ygrath, dejó a su esposa y a su hijo a cargo del reino mientras él iba a dirigir la invasión a la Palma. Su enamoramiento hacia esta nueva tierra y, sobre todo, hacia Dianora, una de sus pobladoras, lo llevan a abandonar sus orígenes y a tratar de ganarse el corazón de sus nuevos súbditos mejorando su calidad de vida. Sin embargo, el asesinato de su hijo durante el ataque a Tigana, una de las provincias invadidas por Brandin, lo llevó a usar su magia para borrar ese nombre de la mente de cualquier poblador que no fuera de allí y hacer que fuera imposible de entender para ellos, sentenciándola al olvido conforme fueran muriendo las últimas personas nacidas antes de la invasión y de que se cambiara el nombre a Baja Corte.

A grandes rasgos, ese es el escenario en el que inicia la novela. Aunque frecuentemente se narran los sucesos que ocurren en las cortes de ambos tiranos, la acción se centra en un grupo de rebeldes, algunos de ellos provenientes de Tigana, quienes buscan derrocar de forma simultánea a Alberico y a Brandin pues tienen la certeza de que si sólo cayera uno, el otro no tendría problema para apoderarse del resto de la Península de la Palma.

La narrativa de Guy Gavriel Kay atrapa al lector desde el inicio, al generar empatía hacia varios de los personajes, algunos dirigidos - tal vez no conscientemente por el autor - hacia públicos específicos. Por ejemplo, sería difícil para un muchacho de unos catorce a dieciocho años no identificarse con Devin d’Asoli, el chico cantante que sin deberla ni temerla de pronto se ve involucrado en el movimiento derrocador; o para una mujer adulta no ponerse en los zapatos de Dianora y entender, por la forma en la que está descrita, la historia de su amor hacia Brandin a pesar de ser el invasor. En muchos casos, los personajes se manejan en diferentes niveles, todos coherentes con su historia, o bien se van desarrollando a lo largo de la trama conforme van entendiendo las tramas que se mueven a su alrededor y que de una manera o de otra influyen en sus vidas. Como sucede dentro de la tradición fantástica de las últimas décadas, los personajes dejan de caer en un estereotipo específico, en el que la moral está claramente establecida en un punto entre el bien o el mal sin moverse mucho o, en el mejor de los casos, mostrando alguna duda acerca de sus creencias. Estos conceptos se vuelven relativos de acuerdo a la situación personal de cada uno y son capaces de sorprender conforme se van revelando sus historias.

Incluso para los lectores que no tienen un gusto especial por la literatura fantástica, los temas que maneja el autor - memoria, pérdida, amor, justicia - resultarán muy atractivos para cualquier persona. Sí, hay magia; sí, hay un par de criaturas maravillosas; pero están metidas de una manera tan orgánica dentro de la narrativa que se vuelve creíble, sobre todo por la cercanía al periodo renacentista en el que esos conceptos no eran tan descabellados - brujas, alquimistas, monstruos marinos - y nos llegan como parte del escenario histórico. Sin duda es una buena recomendación para aquellos que no tienen miedo de tabiquearse más de 700 páginas. Esta novela bien lo vale.